"Francia y los franceses ya no están en seguridad (…) y medidas urgentes se hacen vitales", dijo Le Pen, presidenta del partido Frente Nacional, en un discurso dirigido a los franceses.
"Sus enemigos son los países que mantienen relaciones de simpatía con el islamismo radical o los que tienen una actitud ambigua hacia atentados terroristas; todos los países que los combaten son aliados de Francia y deben ser tratados como tales", resaltó.
Según la líder del partido, el estado de emergencia y el control temporal de las fronteras, anunciados por el presidente François Hollande, no son suficientes.
"Digan lo que digan de la Unión Europea, es indispensable que Francia recupere definitivamente el control de sus fronteras nacionales", destacó Le Pen.
Por su parte, Sarkozy, el expresidente galo y actual líder del partido Los Republicanos, denunció que los "terroristas han lanzado una guerra contra Francia", agregando que el país "no debe ceder".
"En toda Francia, recibimos mensajes que muestran hasta qué punto nuestro pueblo está determinado a vencer la barbarie yihadista", enfatizó.
"Necesitamos grandes cambios para garantizar la plena seguridad de los franceses", insistió.
Una cadena de ataques se produjo la noche del viernes en seis puntos diferentes de París; los terroristas abrieron fuego en un restaurante, detonaron tres bombas cerca del Estadio de Francia, donde se celebraba un amistoso con Alemania, y tomaron rehenes en una sala de conciertos.
Según estimaciones oficiales, los atentados costaron la vida al menos a 129 personas y al menos 350 resultaron heridas.
Tras estos ataques, los peores de la historia de Francia, el Gobierno del país decretó el estado de emergencia en todo el territorio nacional y ordenó restablecer los controles fronterizos.