"La gente siembra frutas para ganar dinero, y eso es precisamente lo que buscamos con esta iniciativa", que "quienes dejaron las armas se sumen a esa población que busca un mejor modo de vida", dijo a Sputnik Nóvosti el presidente de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle (SAG), Francisco José Lourido, uno de los empresarios que lideran el proyecto.
Los desmovilizados, 25 hombres y tres mujeres de entre 20 y 40 años que pertenecieron a las guerrillas izquierdistas FARC y ELN y a las milicias de ultraderecha Autodefensas Unidas de Colombia, buscan abrirse paso en el trabajo agrícola con apoyo del sector privado, el Estado y la cooperación internacional.
De los 28, 15 ya tienen prometidos puestos de trabajo en empresas de la región, y el resto espera oportunidades en las próximas semanas.
Pero Lourido admitió que hay empresarios reacios a emplear a desmovilizados, aunque se necesita "cambiar de mentalidad, más aun cuando se busca dejar atrás 50 años de violencia en el campo" mediante negociaciones de paz del Gobierno con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y diálogos exploratorios con el ELN (Ejército de Liberación Nacional).
Es el caso del exguerrillero Wilder*, de 26 años y padre de dos niñas, quien fue despedido en dos ocasiones en la sudoccidental ciudad de Cali cuando sus empleadores descubrieron que había sido parte de las FARC.
"Salir de la guerrilla y llegar a la ciudad es una experiencia traumática. Creo que a la mayoría de desmovilizados nos ha pasado eso porque somos gente del campo y en un comienzo no tenemos apoyo", explicó a Sputnik Nóvosti. Hoy, sin embargo, "las condiciones son otras, hemos recibido capacitación y contamos con el respaldo de los mismos empresarios que quieren contar con nosotros", agregó.
Uno sí puede cambiar
Con un diploma que lo acredita como técnico en fruticultura y un proceso de socialización a cuestas, Wilder admitió las dificultades que entraña el regreso a la vida civil, tanto para la sociedad como para él y sus compañeros, "porque aún queda en el aire la duda de si un reinsertado puede cambiar".
Entonces, observó, "lo que queda es demostrar todo el tiempo que uno sí puede cambiar y que quiere hacer las cosas bien".
Wilder ingresó a las FARC con apenas 10 años "por falta de oportunidades" y ante la imposibilidad de enlistarse en el ejército por ser menor de edad, contó a Sputnik Nóvosti.
"Empecé con ellos para recibir dinero y algo de alimento, que en mi casa escaseaba", relató.
Wilder formó parte de la columna móvil "Jacobo Arenas" de las FARC, con presencia en los departamentos de Huila, Nariño y Cauca (suroeste).
"Me involucré de a poco, pero cuando quise salir al cabo de tres años fue imposible porque ya estaba muy metido", dijo. Para entonces, aseguró, "las cosas habían cambiado: la mentalidad de los mandos era otra", lo que se tradujo en "órdenes contrarias a los ideales del grupo", sostuvo.
Durante ese tiempo varios de sus compañeros cayeron en combate, pero solo cuando una avanzada del ejército lo capturó, cuatro años después, vio la oportunidad de desmovilizarse y comenzar una nueva vida, en la que de hecho pudo reencontrarse con sus padres y abuelos.
A la graduación en el municipio de Roldanillo, norte del Valle del Cauca, asistieron diplomáticos de Chile, México y Panamá y autoridades nacionales y locales.
Los desmovilizados recibieron 720 horas de clases durante tres meses con el método de "aprender-haciendo", contaron también con apoyo psicosocial, practicaron deportes y juegos y tomaron parte en talleres artísticos.
El grupo, procedente de distintas zonas rurales, se alojó en una hacienda especialmente acondicionada en Roldanillo para poner en práctica el primer "Modelo de reintegración rural y de formación con énfasis agrícola en un entorno controlado", que debería servir de base para el resto de Colombia, luego de que se firme en marzo la paz con las FARC.
Sus promotores sostienen que el éxito se asienta en que participan el sector privado, el Estado y la cooperación internacional, bajo el liderazgo de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) y con apoyo financiero de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y respaldo técnico de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
"Como este existen tres modelos más en ejecución, uno en Quindío (centro-oeste), otro en Popayán (suroeste) y uno más en Caquetá (suroriente), los cuales esperamos implementar también en otras zonas", explicó Joshua Mitrotti, director general de la ACR, a Sputnik Nóvosti.
Según Mitrotti, "se trata de entender cuáles son las deficiencias y carencias del individuo para promover la mayor generación de habilidades y su mayor competencia, de manera tal que se le pueda llevar hasta donde él quiera en su proyecto de vida, bien sea individual, comunitario o colectivo".
Las FARC son el grupo armado más numeroso e influyente de Colombia, y en 2013 tenían 7.800 combatientes, según la consultora colombiana Decisive Point. Además, se estima que hay entre 8.000 y 9.000 guerrilleros presos.