"Lo peor para la economía rusa ha pasado, pero con la condición de que el precio del petróleo se estabilice; en 2016 la economía iniciará un crecimiento débil, el rublo conservará su volatilidad, la política crediticia se suavizará, manteniéndose la situación geopolítica como el mayor factor de riesgo para Rusia", señaló el banquero.
Valorando la situación de fines de año pasado e inicios del presente, Kobelevski desatacó que se pudo observar una brusca fuga de capitales.
El Banco Central aplicó dos métodos posibles para solucionar este problema.
El primero consistió en la venta de reservas, durante los últimos dos anos fueron vendidos más de 150.000 millones de dólares de las reservas.
El segundo se centró en el incremento de la tasa clave, aplicado en diciembre de 2014.
Posteriormente, gracias a la dinámica de los precios del crudo, el regulador pudo reducir el tipo de interés hasta el 11 por ciento.
"Pronosticamos que la política crediticia continuará reduciéndose, pero en determinados límites, ya que todo dependerá de la dinámica de la inflación y el nivel de la fuga de capitales del país", señaló.
"Rusia evitó lo peor gracias al bajo curso del rublo, el precio del crudo en rublos prácticamente no cambió durante el último año debido a la cotización del rublo; el déficit presupuestario se agudizó, pero no tanto como pudo haber sido", observó.
El monto de la deuda externa en divisas, que se incrementó durante el último año en un 30 por ciento respecto al PIB, en la actualidad no es objeto de inquietud, afirmó, al señalar que "las reservas cubren más de un 80 por ciento de la deuda en divisas, pero el coeficiente de cobertura se reduce constantemente y un impago es improbable".