Gao había sido condenada por "revelación de secretos", un delito del que se declaró inocente hasta la vista oral de la apelación celebrada esta mañana en un tribunal pequinés.
No es raro que los sentenciados en China admitan su culpa a cambio de una reducción de la condena.
Gao sufría antes de ingresar en la cárcel de alergia cutánea crónica, presión alta y los mareos y periódicos problemas de oído derivados del síndrome de Meniére.
La periodista ha padecido durante su detención del corazón, por lo que sus abogados han considerado posible que sea liberada en atención a sus problemas de salud.
Los letrados de la ganadora de un premio de la UNESCO a la libertad de prensa han seguido defendiendo hoy su inocencia a pesar de la autoinculpación.
"Esperábamos conseguir su liberación, pero una reducción de la condena de dos años es algo positivo", ha declarado a la prensa Shang Baojun, abogado.
Gao fue condenada por revelación de secretos de Estado, un delito que por su inconcreción ampara muy variadas detenciones.
Gobiernos extranjeros y organizaciones de derechos humanos han denunciado la condena y exigido su liberación, mientras la prensa oficial china ha defendido que no se trata de un caso de libertad de expresión sino de revelación de secretos, delito común en el derecho comparado.
Gao ya fue condenada en 1989 a 14 meses por cubrir y apoyar las protestas de Tiananmén.
La periodista regresó a la cárcel entre 1993 y 1999 por revelación de secretos al extranjero y en 2014 volvió a ser detenida por los mismos cargos.