Al mismo tiempo, algunos refugiados optan por regresar a su país por miedo a ser deportados y sentir humillación por ello, y otros lo hacen porque echan de menos a sus familias, explica Martin Gantner de Caritas.
"Aquí hay demasiada incertidumbre para ellos, muchos están traumatizados y necesitan sentirse seguros", agrega.
"Esta tendencia se ha hecho más patente desde mediados de septiembre", indica el portavoz del ente, Karl-Heinz Grundböck.
Los refugiados se seguirán marchando de Austria durante los próximos meses, afirma a su vez Günter Ecker, director de la Asociación de Derechos Humanos de Viena.
Estas personas "tampoco se daban cuenta de que tenían que esperar un año o más antes de poder reagrupar aquí a sus familias", añade el activista.
Puesto que Kosovo se considera un país bastante seguro, sus ciudadanos tienen pocas posibilidades de obtener asilo, mientras que estos trámites son un poco más fáciles para los iraquíes y los afganos, señala The Local.