Las primeras noticias no aparecieron hasta que fuera destituido el jefe de la Policía de Colonia al que los políticos intentan convertirlo en el chivo expiatorio. Luego se supo que este tipo de ataques también se habían producido en otros países: Austria, Suiza, Finlandia y en Suecia, país que lleva ocultando más de dos años estos infames actos vandálicos.
La masiva agresión sexual a mujeres por parte de grupos organizados en la pasada Nochevieja escandaliza, indigna y atemoriza a Europa, desarbolada ante un tipo de violencia organizada insólita para su sociedad, y por el machismo que encierra.
Lo que añade aun más dramatismo a los hechos es el hecho de que los gobiernos europeos fueran secundados por los medios de comunicación occidentales para ocultar lo ocurrido. Si no fuera por las redes sociales, tal vez la verdad sobre esta tragedia nunca hubiera visto la luz.
Los ciudadanos europeos ya se están dando cuenta de que Bruselas es la gran responsable de la actual crisis de refugiados, que tiene como una de sus consecuencias, el auge de los nacionalismos. Pero al no reconocerlo, la Unión Europea corre el riesgo de desencadenar un proceso incontrolable.
