Casi lo mismo declaró el pasado domingo el ministro de Economía francés, Emmanuel Macron. Además, uno de los favoritos de la campaña electoral en EEUU Hillary Clinton no excluyó hace poco un nuevo "reinicio" en relaciones con Moscú.
Paradjicamente, la pregunta es si el poder y la sociedad rusa realmente están preparados para aceptar semejante reinicio, escribe este martes el diario Nezavisimaya Gazeta. La propaganda oficial ha gastado muchos esfuerzos para convencer a los ciudadanos de que el enemigo, es decir, Occidente decidió cortarle las alas a Rusia cuando estaba en ascenso. Desde esta perspectiva se debería presentar el levantamiento de sanciones como una victoria de Rusia, su presidente y su diplomacia.
Otro sector beneficiado por las sanciones es la cúpula militar y la industria militar rusa. Ha llegado el momento cuando la demostración de fuerza obtiene especial importancia. Semejante situación ha aumentado las ambiciones de los militares, así como ha convertido la industria militar en locomotora de la economía rusa.
Los productores nacionales que ponen los precios de monopolio, los militares y los revanchistas constituyen el consenso electoral que últimamente ha garantizado apoyo sin precedentes al poder actual. Si se levantan las sanciones es posible que el poder tenga que buscar un nuevo consenso.