A la cabeza de las innovaciones, la escuela de samba de Portela sorprendió a las 72.000 personas que observaron su desfile en la madrugada del martes con un imponente dios Poseidón que surgió de las aguas de una piscina, instalada en una de las carrozas alegóricas del desfile, impulsado sobre dos potentes chorros de agua que le permitieron volar durante el desfile.
Un enorme dron con forma de platillo volante y adornado con las luces que simbolizaron los colores de la escuela, sobrevoló los 45 grupos de bailarines que reprodujeron todos los viajes fantásticos de la literatura clásica y contemporánea como el de Ulises en la Odisea, Gulliver en Liliput o Moisés guiando al pueblo israelita hacia la Tierra Santa.
La enorme águila que simboliza la escuela de Portela fue acompañada de tres paracaidistas que hicieron una entrada triunfal al principio del desfile, una versión todavía más atrevida de la maniobra realizada en 2015 y que le supuso una aclamación del público y los especialistas pero le valió una multa de las autoridades de Aviación Civil de Brasil, algo que podría repetirse además por la utilización de un drone en una gran aglomeración sin autorización expresa de la Fuerzas Aéreas.
Junto al claro favoritismo de Portela, las escuelas de Mangueira, con un sentido homenaje a la cantante Maria Bethania, y Salgueiro, con su "Opera del Malandro", optarán a conquistar el título mientras que la campeona de 2015, Beija-Flor, se despidió de la posibilidad de coronarse tras una serie de fallos en la presentación de su desfile aunque el mayor tropiezo de este año fue el de la reina de Bateria de Sao Clemente, Raphaela Gomes, quien no pudo evitar caer en pleno desfile durante uno de los complicados pasos de samba.