"En materia de mejoramiento genético existe una posibilidad de complementar el trabajo de empresas semillaristas", indicó.
Entre tanto, el trigo, por ejemplo, se siembra en Rusia en diciembre y se cosecha en junio, mientras que en Uruguay se cosecha justo cuando en Rusia se lleva a cabo la siembra.
"Podemos establecer un convenio de producción de semillas en contraestación, con lo cual los materiales genéticos promisorios, que ustedes están desarrollando aquí, se llevan allá, se cultivan en Uruguay, se cosechan y se mandan", explicó.
De este modo, "con algunas horas de avión en volúmenes no muy grandes o algunos días de barco en volúmenes importantes podemos ir mas rápido en el mejoramiento genético de determinados materiales", dijo.
Aguerre indicó que la parte uruguaya ya planteó el proyecto a sus colegas rusos "como una oportunidad, porque el mejoramiento genético termina siendo uno de los factores de competividad del sistema agrícola".
Hace unos días el ministro de Agricultura de Rusia, Alexandr Tkachev, llamó a modernizar los centros de selección genética existentes y crear nuevos para abastecer a Rusia de semillas propias.
En una conferencia de prensa ofrecida el martes pasado el titular ruso indicó que Rusia importa el 90 por ciento de semillas de remolacha, el 70 por ciento de hortalizas y el 50 por ciento de papas.
Durante su visita a Moscú, que coincide con Prodexpo, la gran feria que cada año reúne en Moscú a los principales productores de alimentos del mundo, el ministro uruguayo suscribió un memorando con el Ministerio de Agricultura de Rusia.
El documento, sellado por la parte rusa por el viceministro Serguéi Levin, sienta las bases para un futuro acuerdo marco y, según resaltó Aguerre, genera "un nuevo ámbito de diálogo" entre las partes.
Por su parte, el Ministerio de Agricultura de Rusia, emitió un comunicado que constata el propósito de ambas partes de impulsar el comercio.
"Uruguay y Rusia disponen de las posibilidades para incrementar el comercio bilateral y, en particular, los suministros desde Uruguay de productos lácteos, carnes y subproductos alimentarios", dice el documento.
En 2013 el giro comercial ruso-uruguayo alcanzó su punto máximo entre los 700 y 800 millones de dólares.
Pese a la caída del comercio bilateral, dictada por la devaluación del rublo, "potencialmente Rusia siempre es uno de nuestros principales mercados", aseveró Aguerre.