“Si Turquía cierra su frontera y toma el flujo de refugiados bajo control, la ola no controlada de los migrantes se formará en otro lugar; en este sentido Rusia puede convertirse en una segunda Turquía”, dijo Niinisto a MTV News.
Añadió que si el mayor flujo de refugiados se desplazará desde los Balcanes a Rusia, “la presión se incrementará especialmente a Finlandia, pero también a Estonia y Letonia”.
En ese sentido ahora mucho depende de Moscú, afirmó.
Actualmente el flujo de los refugiados desde el Oriente Próximo y África crece en el sur de la provincia rusa de Múrmansk, en la frontera con Finlandia.