Los miembros del equipo de David Gold encontraron en los fósiles cantidades ínfimas de moléculas que han perdurado en las antiguas rocas. Los análisis genéticos llevados a cabo en Cambridge comprobaron que las moléculas pertenecían a esponjas marinas, que dejaron sus huellas orgánicas en las rocas.
El hallazgo nos remonta a 640 millones de años atrás, con mucha anterioridad a la llamada explosión cámbrica de la vida que se produjo hace 540 millones de años. Los organismos unicelulares experimentaron una rápida transformación hacia formas más complejas de vida.
A raíz de la explosión surgieron diferentes grupos de animales. A diferencia de ellos, la esponja carece de sistemas muscular, nervioso y digestivo. Ese animal primitivo es uno de los pocos representantes del período que sobrevivieron, y con cierta probabilidad puede ser considerado como el primer animal multicelular que apareció en nuestro planeta.