Según el testigo, tras un fuerte ruido, la multitud corrió en su dirección. Unos segundos después, se anunció la evacuación del aeropuerto.
"Para mi sorpresa, la gente se veía como si estuviera acostumbrada a tales incidentes. Toda la gente estaba muy tranquila. Entendimos que fue una explosión, pero no hubo más explosiones, y nadie corría con kaláshnikov. Al principio, la gente corría y gritaba, pero unos minutos después, todos se calmaron", comentó.
De acuerdo con el testigo, no había salida de la terminal A, así que la gente acompañada por los agentes de seguridad salió del aeropuerto a la pista de aterrizaje, lo que les tomó unos 10-20 minutos.
“Sentí como el eco de la explosión atravesaba mi cuerpo. Después, vi a la gente que corría en nuestra dirección y gritaba”, comentó un testigo.
“Fue atroz. Los techos colapsaron. La sangre, los heridos y las bolsas estaban por todas partes”, señaló Zach Mouzoun, que arribó de Ginebra 10 minutos antes de que se registrara la primera explosión.
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El 22 de marzo la capital belga sufrió tres explosiones: las dos primeras detonaciones se produjeron en el aeropuerto nacional de Zaventem y media hora más tarde se registró otra en la estación de metro Maelbeek, próxima a las sedes de varias instituciones de la UE.