Urán-9 es la última elaboración de un robot militar de producción rusa. Es, además, un vehículo de combate no tripulado, cargado de una ametralladora pesada, un cañón que dispara ráfagas de 350 a 400 por minuto, una ametralladora coaxial de 7,62 milímetros y una batería de misiles supersónicos guiados.
La máquina se puede manejar a distancia y siempre hay una persona dirigiendo el tanque. Fue construido para hacer reconocimientos y como apoyo de tiro a la infantería y a las unidades antiterroristas.
Según los diseñadores, Urán-9 no será tratado como un sistema de armas, sino será desplegado con una unidad de infantería.
Totalmente cargado, el arma pesa alrededor de 10 toneladas y se parece a un tanque pequeño.
También cuenta con un sistema avanzado de alerta láser, de detección de objetivos y de identificación de blancos, así como un equipo de seguimiento de alta tecnología.
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"Los desarrolladores rusos disponen de toda la experiencia necesaria para crear un moderno robot militar que tendrá demanda en el mercado internacional. Como es un segmento en gran expansión, nosotros seguiremos elaborando e implementando una estrategia comercial a largo plazo para promover tal armamento, así como una parte de los proyectos integrales de seguridad", opina Borís Simakin, jefe de Rosoboronexport, el comerciante oficial de armas del Departamento de Análisis y Planificación de Rusia.
