Un número infinito de drones, fabricados a bordo de los portaviones estadounidenses enviados para eliminar a los enemigos de EEUU, es una idea que debe dar escalofríos a los países que se encuentren en la lista de adversarios de Washington.
En su artículo para el diario británico The Week, Mizokami explica por qué los portaviones norteamericanos, que se enfrentan a los avances de la tecnología de misiles antibuque y antiaéreo, no deben ser considerados obsoletos.
La idea propuesta por Mizokami "puede ser un salvador inusual para estos grandes buques de guerra históricos: los portaviones".
"Diez portaviones actualmente están en servicio de la Marina de guerra estadounidense, con 70 aeronaves de combate cada uno. Son capaces de traer un mayor potencial de fuego que el de las Fuerzas Armadas de ciertos de países. De hecho, representan un potencial que no tiene ningún otro país", subraya el analista.
"No obstante, en el mundo de los portaviones no todo marcha bien. Todos los sistemas de armas se hacen obsoletos con el tiempo, estas naves no son la excepción", señala el experto.
China, por ejemplo, "está persiguiendo las llamadas tecnologías antiacceso, que pueden, presuntamente, hacer que grandes partes del Pacífico sean demasiado peligrosas para los portaviones". El desplegado Dong Feng-26, es calificado como un misil balístico "matador de portaviones".
"Lanzados desde bases en China, los DF-26 fueron diseñados para atacar portaviones, sumergiéndose bajo el agua a una velocidad supersónica. Son capaces de disparar a las cubiertas de acero de las naves. El DF-26 y las armas parecidas son difíciles de repeler".
Según Mizokami, los gastos son otro problema. El experto subraya que los costes de la investigación, desarrollo y producción del USS Gerald R. Ford se cifran en 17.5 mil millones de dólares, un monto que bate récords. El precio no incluye los gastos de 6 mil millones de dólares por los aviones y los miles de millones para el mantenimiento de los buques que forman parte del grupo de combate típico de un portaviones.
"En resumidas cuentas, el grupo de combate del portaviones Ford costará unos 30 mil millones de dólares".
No obstante, los últimos desarrollos en tecnología dan a los portaviones la oportunidad de tener un futuro brillante.
"La gran potencia de los portaviones, que les permitió ser relevantes en los últimos 70 años, es el hecho que porta aviones y que estos aviones pueden ser adaptados para una amplia variedad de misiones, incluso para el lanzamiento de misiles nucleares, la destrucción de armadas enemigas y para traer ayuda a las zonas de desastre (tras haber bombardeado dichas zonas).
"Es una versatilidad no alcanzada por ninguna otra nave".
"La tecnología aérea marcha adelante y los grandes avances se producen en la fabricación de las cubiertas de los portaviones. En 2013 y 2014, el avión experimental de la Marina de EEUU, el Northrop Grumman X-47B, no tripulado, llevó a cabo despegues, aterrizajes y reabastecimiento de combustible en el aire".
Ahora, la Armada de EEUU ha expuesto sus planes de producir su primer dron en el aire, el MQ-25 Stingray.
"Habrá más drones, no es descabellado imaginar un día en que todas las aeronaves de los portaviones no tengan pilotos. Además, no hay razón por la que la tecnología no pueda ser utilizada para producir drones más grandes dados los desarrollos en la tecnología de impresión 3D y la posibilidad de imprimir acero, aluminio o titanio".
"Una impresora 3D capaz de hacer fuselajes de aviones, junto con los almacenes de componentes de aviones prefabricados, podrían posibilitar la construcción de los drones de combate a bordo de la nave. Así, un portaviones sería no solo un aeropuerto flotante, sino una fábrica flotante de aeronaves".
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Los drones y la impresión 3D tecnologías capaces de mantener a los portaviones a flote, escribe el analista, al resaltar que los drones son más baratos que los tradicionales aviones tripulados.
Los tipos de aviones construidos y lanzados desde las fábricas flotantes pueden ser reconfigurados, las pérdidas pueden ser sustituidas de inmediato.
"Los aviones de combate se transformarán de ser un recurso escaso a ser uno de fácil acceso, con capacidad de ser fabricado masivamente".
Aunque Mizokami describe la tecnología detrás de la fábrica flotante de drones en detalles, él no habla de las dimensiones políticas y morales de esta idea. Se puede decir con certeza, que los habitantes de los países "enemigos" de Washington, no van a dar la bienvenida a dichos portaviones a sus costas, o cerca de ellas. Tampoco lo hará la gente crítica de los drones, por convertir el acto del asesinato de un ser humano en una experiencia virtual, parecida a la de los videojuegos.
Al fin y al cabo, estas fábricas flotantes de drones que prometen reducir aún más los costos de la guerra, —incluso las bajas de los pilotos-, ¿podrá esta idea satisfacer a los planificadores de guerra del Pentágono?
