El tercer lugar lo ocupa el líder ruso Vladímir Putin que no tiene página oficial en ninguna de las distintas redes sociales, pero que es seguido por 600.000 personas en una cuenta no oficial.
A ese respecto, una analista rusa, Nika Filimónova, concluye que la popularidad de un político no puede medirse por el número de seguidores o 'me gusta' acumulados en internet, poniendo como ejemplo el índice de popularidad alcanzado por el mandatario ruso, quien encabezó el 'ranking' de las 100 personas más influyentes según los lectores de la revista norteamericana Time.
Por el contrario, la popularidad del presidente de Francia, por ejemplo, está ahora en sus mínimos históricos con solo dos de cada diez ciudadanos que aprueban su gestión, según publicó el sondeo demoscópico BVA.