El enigma de Kevin McGeever, el hombre que se secuestró a sí mismo

© REUTERS / Cathal McNaughtonA police officer lifts tape as another escorts an elderly resident on a street closed off after an explosive device was found under a serving police officer's car in Londonderry, Northern Ireland, June 18, 2015.
A police officer lifts tape as another escorts an elderly resident on a street closed off after an explosive device was found under a serving police officer's car in Londonderry, Northern Ireland, June 18, 2015. - Sputnik Mundo
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Kevin McGeever, un irlandés que fingió su propio secuestro, ha sido condenado por falso testimonio tras haber admitido que su historia era falsa, informó Irish Independent. Pero, ¿cuál es la historia de este hombre y dónde estuvo durante los ocho meses del supuesto secuestro?

La aparición de McGeever

En enero de 2013, Kevin McGeever apareció en una carretera rural de Irlanda en estado de inanición, con una gran barba, sin zapatos y cubierto con un pedazo de plástico. Luego de ser recogido por una mujer que decidió ayudarlo, el hombre acudió a las autoridades.

Según relató McGeever a la Policía, hombres armados lo habían secuestrado en su mansión, en el condado de Galway, y lo habían tenido preso en un contenedor subterráneo durante ocho meses. Además, los secuestradores —contó McGeever— le habían inscrito en la frente la palabra 'tief' con tinta invisible. Supuestamente los malhechores querían escribir la palabra 'thief', ladrón en inglés, pero cometieron un error de ortografía.

Los agentes del orden confirmaron entonces que la pareja del secuestrado, Siobhan O'Callaghan, había denunciado su desaparición en junio de 2012. Fue entonces cuando dio comienzo la investigación.

Incongruencias

"Cuando lo llevaron al hospital local para que lo examinaran, los médicos constataron que había perdido unos 35 kilos. Sin embargo, no detectaron una gran pérdida de masa muscular ni un daño serio en su vista, como cabría esperarse de un hombre que había pasado ocho meses sumido en una oscuridad absoluta", explicó Brian Carroll, un periodista que siguió la pista de McGeever durante tres años para rodar un documental sobre él, en declaraciones a BBC.

 

Las sospechas de la Policía de que la historia era falsa se propagaron después de que un testigo asegurara haber visto a McGeever en repetidas veces en los meses en que supuestamente estaba secuestrado. Además, el teléfono de McGeever había sido usado para contactar en varias ocasiones a O'Callaghan, su compañera sentimental.

Turbio pasado

Desde la adolescencia, McGeever fue muy emprendedor. Ya en su juventud era una persona relativamente adinerada y casi una celebridad en su pueblo natal, Castlebar. Sus deseos de crecer en los negocios lo llevaron a Dubái, país donde se dedicó a vender apartamentos de lujo, especialmente a inversores irlandeses. Sin embargo, McGeever engañaba a sus clientes, vendiendo el mismo apartamento a diversas personas. Así fue que Dubái emitió una orden de captura y el hombre fue detenido en Alemania, por un corto periodo de tiempo.

La investigación también puso de manifiesto que McGeever había sido buscado en EEUU por varios delitos relacionados con el fraude. Según las autoridades norteamericanas, McGeever se inventó un banco privado en Liechtenstein, irónicamente llamado 'Banco Mundial de la Confianza', y convenció a diferentes inversionistas para que guardaran en él grandes cantidades de dinero. El irlandés escapó de los EEUU con más de dos millones de dólares.

La verdad

En su cuarta entrevista con los investigadores, McGeever se rindió y desveló la verdad, según recoge Irish Independent. Supuestamente, el hombre vivió durante los ocho meses del secuestro en una casa remota, a la que le traían agua y comida. Además, McGeever arregló la visita de Kevin Cooke, un empresario al que le debía 850.000 euros, para que los rumores acerca de su secuestro se propagaran.

Dos años después de haber sido ‘liberado’ por sus supuestos secuestradores, McGeever aceptó que había malgastado el tiempo de la Policía, arrepintiéndose de lo ocurrido y describiendo lo sucedido como la fantasía de un hombre mayor consumido por el estrés. La corte sentenció a McGeever a dos años de cárcel, pero suspendió la condena alegando que enviarlo a prisión significaría que el Gobierno tendría que pagar por su mantenimiento, algo inaceptable tras la investigación, que le costó al país irlandés más de 90.000 euros.

Pese a que la historia parece haber llegado a su fin, muchas preguntas quedan en el aire, reforzadas solo por el silencio hermético de McGeever, que afirma no poder hablar de la situación por 'razones legales': ¿Dónde estuvo McGeever durante su secuestro? ¿Quiénes ayudaron a McGeever? ¿Y por qué un hombre fingiría su propia desaparición, hasta el punto de tatuarse una palabra en el rostro?

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