Una de las cuestiones más polémicas que ahora se discute en el Congreso norteamericano es cómo acabar con la dependencia de EEUU de los motores de cohete rusos. El analista Todd Harrison ha defendido que antes de que Washington rechace los propulsores rusos, EEUU tiene que dotarse de una alternativa adecuada.
Por el momento, la fiable lanzadera espacial Atlas V es la que usa los motores RD-180 rusos.
La Defensa de EEUU tiene dos naves espaciales alternativas, ha explicado el politólogo. La primera es la costosa Delta IV, que se utiliza solo para enviar al espacio los satélites militares más pesados. La segunda es la novedosa Falcon 9, que es más barata, pero al mismo tiempo la nave no ha sido tan probada como la Atlas V.
La tentativa de dejar de usar los RD-180 drásticamente puede causar una ‘grieta' en las capacidades de los militares norteamericanos de lanzar satélites. Por otra parte, las compras de motores rusos supondrían un "menosprecio" al programa de sanciones de EEUU contra Rusia, según el artículo.
Sin embargo, todas las opciones tienen sus desventajas. Debido a que los lanzamientos fallidos no son raros cuando se trata de nuevas tecnologías, la pérdida de un satélite militar —que suelen tener un coste mucho mayor que los cohetes lanzadera— podría suponer una pérdida importantísima para los militares, ha defendido el autor.
Al mismo tiempo, ha señalado Harrison, actualmente no hay ningún motivo para limitar las compras de los motores rusos.
"Este es uno de los asuntos en los que el Congreso tiene la inclinación natural de interferir y en el que puede crear más problemas antes que resolverlos", ha comentado el autor sobre la discusión alrededor de la renuncia de los motores RD-180.
A pesar de todas las tensiones, Rusia está dispuesta a vender los propulsores a EEUU. Por esta razón EEUU debe usar todas las opciones a su alcance: desarrollar sus propios motores y lanzaderas, y al mismo tiempo utilizar los RD-180 rusos, ha opinado el experto.
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Harrison ha señalado que el Congreso debe preocuparse más de la creación de un ambiente competitivo en el campo aeroespacial. El rechazo a usar el fiable y probado RD-180 limita la competencia y obliga a emplear los motores estadounidenses, que aún no están completamente listos.
Muchas cosas están en juego, y EEUU tiene que abordar muchos aspectos interconectados antes de tomar cualquier "decisión final", ha concluido el autor.