La OTAN tiene entre ceja y ceja lo que entiende como la agresividad de Rusia. Y por eso se acercan cada vez más a sus fronteras. Jens Stoltenberg avisó: “El refuerzo del flanco este de la OTAN es una respuesta a las nuevas tareas que se plantean ante la alianza, incluida la política agresiva de Rusia”.
Una declaración que se parece mucho al argumento de la novela “2017: guerra con Rusia”, escrita por el general británico Sir Alexander Richard Shirreff, quien se desempeñó como vicecomandante supremo aliado de la OTAN en Europa entre 2011 y 2014.
La obra narra un hipotético enfrentamiento nuclear entre Rusia y la UE. Puede que el militar haya pensado que sería más provechoso ponerse el traje de Nostradamus y contar historias de lo que bien podrían ser elucubraciones internas de sus épocas “supremas”.
Al respecto, el profesor de Economía Política de la Universidad del País Vasco, Joaquín Arriola, señala que es bastante habitual que en el terreno de la ficción se presenten de forma más o menos metafórica lo que es el pensamiento estratégico. En este caso no de la OTAN en sí mismo, sino del que emerge desde el Gobierno de EEUU, que es en última instancia el país que lleva la voz de mando en la Alianza.
El analista sostiene que llevamos ya varios años con una estrategia de divisiones en Europa impulsada por EEUU, y en este sentido apunta que no hay que olvidar que Rusia es parte de Europa y un elemento fundamental en la estrategia energética de la UE, por lo cual EEUU ha hecho todo lo que ha podido para enemistar a la UE con Rusia.
De hecho, recientemente Obama ha visitado Alemania con el objetivo de pedir una mayor implicación militar germana en los países bálticos, dentro de la misma estrategia de contención, como dicen unos, o de agresión blanda contra la europeización posible de Rusia en un intento de desplazarla hacia Asia, indica Joaquín Arriola.
