De acuerdo con la agencia Bloomberg, a raíz de aquellos acontecimientos, el ministro de Finanzas de la época, William Simon, decidió hacer una gira especial por los países de Oriente Medio y Europa.
Oficialmente esta ronda de visitas fue presentada al mundo como unas visitas más de la diplomacia económica. Sin embargo, Simon tenía realmente un único objetivo: llegar a Arabia Saudí para hablar sobre el problema de la utilización del petróleo como arma económica.
Las principales condiciones del futuro acuerdo eran las siguientes: EEUU se comprometía a comprar petróleo y facilitaban apoyo militar a Riad, a cambio, Arabia Saudí inviertía miles de millones de dólares en las arcas públicas de Washington.
Para ajustar todos los detalles del acuerdo ambas partes sostuvieron una ronda de negociaciones a puerta cerrada. Tras varios meses de negociaciones solo faltaba fijar la única cláusula del futuro acuerdo: la compra de bonos de deuda pública estadounidense por parte de Riad debería quedar en secreto.
Los funcionarios del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos lograron encontrar una solución al problema de la confidencialidad al permitir a Riad no participar de una licitación especial, obligatoria en este tipo de casos, para poder comprar los bonos estadounidenses.
Desde el punto de vista político, el acuerdo sellado por Arabia Saudí y EEUU fue bastante complicado y ambiguo. Varios países luchaban en aquellas décadas por el dinero de Riad, como Japón, Francia y el Reino Unido pero Washington había logrado adelantar a todos sus socios.
Por su parte, el tercer rey de Arabia Saudí, Faisal bin Abdelaziz, temía que el dinero saudí pudiera quedarse en manos de su enemigo jurado: Israel. Este dinero habría podido llegar a Jerusalén en forma de ayuda militar que los EEUU prestaron a Israel después de la dura guerra del Yom Kipur.
De acuerdo con la información facilitada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, actualmente Arabia Saudí posee bonos de EEUU por valor de 116.800 millones de dólares.