El pasado 24 de mayo, el Congreso Nacional de Brasil decidió aprobar la nueva meta de déficit fiscal para 2016 propuesta por el Gobierno del presidente interino Michel Temer y que ascendió a 170.500 millones de reales (unos 47.901 millones de dólares), el peor resultado en la historia de las cuentas públicas del país lo que no ha impedido el reajuste salarial apenas una semana después.
Según el último informe del Banco Central, el Producto Interior Bruto (PIB) del país retrocederá un 3,81 por ciento a finales de año mientras que la inflación alcanzará el 7,06 por ciento, por lo que si se mantiene la tendencia el 2016 cerrará con el peor resultado económico de la economía brasileña desde 1930 a pesar de las recientes reformas económicas apuntadas por el nuevo Gobierno.