En dicho documento, se establece que un mercenario es aquel soldado que participa de un conflicto bélico para su propio beneficio económico, al margen de toda consideración ideológica, nacional o de tipo político respecto de la parcialidad o grupo para el que lucha.
Esta variedad de 'combatiente' ha adquirido especial notoriedad en el presente, sobre todo por las características que ha asumido la guerra moderna y la forma como las grandes potencias se han asimilado a la misma, para disminuir bajas y atenuar los contratiempos de diferente tipo que causan estas muertes en la opinión pública de países que a simple vista no tienen justificación válida para inmiscuirse en tales conflictos.
Ello ha llevado al surgimiento de empresas privadas que, al no ser actores políticos ni militares estatales, no asumen las responsabilidades que estos últimos tienen en el marco del derecho internacional. Tales empresas contratan fuerza de trabajo 'especializada', generalmente entre miembros en retiro de ejércitos y cuerpos de seguridad, a fin de lograr los objetivos propuestos, lo cual permitido profesionalizar y generalizar la práctica de la actividad mercenaria.
Sin embargo, valdría hacer notar que el desprestigio del término y el rechazo a esta actividad en la mayor parte de las sociedades civilizadas han puesto en entredicho la práctica de tan deleznable actividad e incluso el uso de tal vocablo. Sin embargo, para burlar este creciente repudio, las fuerzas intervencionistas, en particular Estados Unidos, han girado hacia una doctrina militar que tiende a maquillar sus intenciones y disimular la brutalidad y la sinrazón de sus objetivos, lo cual, —entre otras cosas— ha significado la utilización de nuevas expresiones, generalizando el uso de eufemismos que intentan ocultar la profundidad de sus acciones y hechos.
Una de las notorias empresas de este tipo, que a pesar de violar las normas más elementales del derecho internacional actúa con total impunidad, resguardada por el Gobierno de su país de procedencia, es Military Profesional Resources Incorporated, de origen estadounidense, la que, después de trabajar para el Gobierno de Croacia, fue contratada por el Pentágono para asesorar al Ejército colombiano. Asimismo, Executives Outcomes, que arrancó dirigida por militares del ejército racista del apartheid sudafricano, pero que trasladó su sede a Londres, ha sido muy activa al conseguir contratos en Europa, África y América Latina para "proteger" las actividades de transnacionales mineras y petrolíferas.
Pero, la que podría considerarse "la madre" de todas estas contratistas para alimentar las guerras con "carne fresca" es Blackwater, rebautizada como Xe Service y más recientemente denominada Academi, aunque también opera en Medio Oriente bajo el nombre de R2. Su sede está en Moyock, Carolina del Norte, al sureste de Estados Unidos y está dirigida por Erik Prince, un exmiembro del Ejército de Estados Unidos.
Ha tenido una relevante participación en Irak, Nigeria, Somalia y, desde hace solo unos pocos meses, en Yemen, después que Prince (quien reside en los Emiratos Árabes Unidos [EAU]) firmara un acuerdo con el príncipe heredero sustituto y ministro de Defensa de Arabia Saudita, Mohamed Bin Salman, bajo el auspicio del comandante supremo de las Fuerzas Armadas de los EAU, Mohammed bin Zayed Al Nahyan.
Sin embargo, The New York Times ha informado que fueron 1.800 los soldados latinoamericanos que se concentraron en una base militar de Emiratos Árabes Unidos (Ciudad Militar de Zayed), y que, de ellos, 450 eran colombianos, aunque también había panameños, chilenos y salvadoreños. Según el periódico estadounidense, "las autoridades de los Emiratos han mostrado predilección a la hora de contratar a colombianos porque su profesionalidad se considera probada en laguerra contra las FARC en Colombia".
En particular, a partir de 1997 hubo una intensificación de las firmas militares privadas en Colombia. Según relata Luiz Alberto Moniz Bandeira en su libro 'La formación del imperio americano. De la guerra contra España a la guerra en Irak', en Colombia, los "contratistas y proveedores del Pentágono asumieron el manejo de sistemas de comunicación y radares, fumigación de plantaciones de coca, investigación del movimiento de personas y armamentos, e inclusive otras tareas de inteligencia".
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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PUBLICADO POR SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN