La idea de los investigadores, presentada en la conferencia de la Real Sociedad Astronómica, en Nottingham, defiende que la entrada trasera a un sepulcro de 6.000 años de antigüedad encontrado en Portugal tenía una utilidad especial: hacía que las estrellas parecieran más luminosas desde dentro del complejo, según ha informado The Guardian.
La primera aparición de la estrella Aldebarán en los cielos, de madrugada, coincidía con el fin de la primavera, de modo que marcaba para los ganaderos la necesidad de llevar sus rebaños a los pastos de las montañas cercanas.
"El largo corredor de la tumba funciona como un telescopio sin lente en forma de tubo largo enfocado al cielo", afirmó Fabio Silva, uno de los autores de la investigación.
El pasillo del sepulcro hace que la atención del espectador se dirija a la parte del cielo en la que está Aldebarán. Al mismo tiempo, los muros del pasillo impedían la entrada de otras luces durante la madrugada, aumentando así el contraste visual y facilitando la detección de la estrella.
Sea como fuere, el descubrimiento muestra que desde tiempos inmemoriales —la tumba tiene 6.000 años de edad—, los cielos ya fascinaban al hombre.