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Todo lo que brilla ES oro

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El metal precioso está en condiciones de rebatir la máxima del refranero popular que señala lo contrario. Y es que tras un inicio de año para el desastre en el mundo financiero, con una crisis económica mundial que tiende al infinito, y con el gran revolcón que significa el Brexit como telón de fondo, el oro surfea en la cresta de su propia ola.

“No todo lo que brilla es oro”, dice la frase que ahora es desafiada y golpeada por la realidad actual. Pues desde que comenzó el año el oro no ha hecho otra cosa que revalorizarse cada vez más ante las divisas fiat que pierden fiabilidad.

Y más aún: desde que se conoció el resultado del referéndum por el que el Reino Unido dejará la Unión Europea, las bolsas del viejo continente colapsaron, lo que le dio un envión al metal que trepó cerca de un 8% en los mercados. Ahora, los inversores se entusiasman y se preguntan si el oro logrará llegar a su récord de 1.400 dólares la onza, como ocurrió en agosto de 2013.

El economista y miembro de la UNAM, Ariel Noyola Rodríguez, señala que a diferencia del año anterior, este 2016 arrancó con grandes turbulencias echando por la borda el optimismo generado en 2015. En el primer trimestre del presente año los mercados financieros perdieron muchísimo dinero producto de la caída de las acciones de los principales bancos de inversión.

Pero el Brexit fue aprovechado por algunos inversionistas, como es el caso de George Soros, quienes apostaron fuerte por la salida del Reino Unido del bloque, y por un alza en el precio del oro, y como consecuencia, “se forraron los bolsillos”, afirma Noyola Rodríguez.

Pero hay muchos más ganadores en esta partida: las empresas mineras para empezar, pero también varios bancos centrales, que al ver los nubarrones que se cernían sobre sí, decidieron ponerse a cubierto invirtiendo en el metal precioso.

Ariel Noyola Rodríguez señala que actualmente la economía está viviendo en un mundo híbrido, porque si bien muchos bancos centrales han comprado mucho oro, al mismo tiempo los inversionistas que están operando en el mercado de capitales, están adquiriendo dólares, títulos del Tesoro de EEUU, y precisamente por esa enorme demanda es que los rendimientos de estos títulos de largo plazo, sobre todo a 10 y 30 años, han caído a niveles mínimos.

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