El estudio surgió después de que una línea de ayuda para menores de entre 8 y 18 años en Holanda buscara apoyo para luchar contra los bromistas que usaban el chat de la página web del centro para realizar toda clase de bromas. Un grupo de investigadores sugirió cambiar el color del fondo de la página web del centro. Se decidió entonces que la página mostraría, al azar, tres colores distintos: azul, blanco y rojo. La hipótesis de los investigadores era que el color rojo ayudaría a reducir el número de bromas, pero los resultados fueron sorprendentes.
"Las bromas ocurrían cerca de un 22% de las veces cuando el fondo era rojo, en comparación con el 15% de las veces cuando el fondo era blanco o azul".
La hipótesis fue confirmada con un experimento que mostraba a un grupo de diversas personas preguntas relacionadas con la búsqueda de riesgos y la sumisión, acompañadas o bien de un fondo rojo o de un fondo blanco. Los 'buscadores de emociones' que respondían preguntas acompañadas de un fondo rojo se inclinaban más por la elección de respuestas "no sumisas", algo que no ocurría cuando el fondo era blanco.
La investigación acabó demostrando que el color rojo puede no tener el mismo efecto en todas las personas, algo de gran relevancia a la hora de usar este color para campañas contra el tabaco, a favor del sexo seguro o en señales de prohibición, como por ejemplo 'No pasar'.
"Usar el color rojo para promover esa clase de medidas preventivas puede no funcionar en aquellas personas propensas a la búsqueda de sensaciones fuertes, y por el contrario puede acabar resultando contraproducente", afirma Mehta.