Los dos judocas cambiarán el campo de refugiados de Kinshasa por los focos del estadio de Maracaná y las miradas de millones de telespectadores de todo el mundo; el próximo 5 de agosto desfilarán bajo la bandera de los aros olímpicos junto a otros ocho refugiados de todo el mundo. Pero el camino hasta aquí no ha sido fácil.
"Llegamos a Río hace tres años. Al principio estuve tres días sin comer. Fue un periodo difícil, no dormía, solo andaba sin rumbo por la calle. Empecé a buscar a otros africanos que me recomendaron ir a Cáritas, ahí empezó todo", explica Popole a Sputnik Nóvosti tras uno de sus entrenamientos.
Primero deambularon por la calle, pero al saber que eran judocas desde Cáritas les redirigieron al Instituto Reação, un proyecto social fundado en 2003 por el medallista olímpico brasileño Flávio Canto que da clases de este deporte en los barrios más desfavorecidos de la ciudad. Allí les recibieron de brazos abiertos, les ofrecieron ayuda para la comida y el alojamiento y clases de portugués.
"La Olimpiada nos ha abierto las puertas para que tengamos una sonrisa en la cara y la oportunidad de tener una buena vida", explica Popole, que igual que su compañera confiesa que en lo último en que pensaba cuando llegó a Río fue en competir en los Juegos Olímpicos.
Los dos se han estado entrenando junto a jóvenes chavales y algunos miembros del Comité Olímpico Brasileño bajo las órdenes de Geraldo Bernardes, seleccionador olímpico en los Juegos de Seúl 88, Barcelona 92, Atlanta 96 y Sídney 2000.
Bernardes se muestra sorprendido con el alto rendimiento que ambos muestran a pesar de haber pasado por unas condiciones muy duras y de haber estado bastante tiempo sin entrenar al más alto nivel. Además, destaca que la lección que ellos aportan a los jóvenes brasileños que se entrenan a su lado "vale más que cualquier medalla de oro".
Los dos serán, en Brasil, los anfitriones de un inédito equipo olímpico de refugiados que se completa con los nadadores sirios Yusra Mardini (residente en Alemania) y Ramis Anis (refugiado en Bélgica) y con el maratonista etíope Yonas Kindle, que vive refugiado en Luxemburgo.
También han sido seleccionados por el COI cuatro corredores de Sudán del Sur residentes en Kenia: Yiech Pur Biel (800 metros lisos), James Nyang Chiengjiek (400m), Anjelina Nada Lohalith (1500m), Rose Nathike Lokonyen (800m) y Paulo Amotun Lokoro (1500m).
El COI quiere así poner énfasis sobre la mayor crisis humanitaria de desplazados que vive el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, principalmente debido a la crisis siria y a sus efectos en el Mediterráneo.
Los dos confían en que sus historias de superación sirvan de inspiración para los miles de refugiados que cargan con durísimas experiencias a sus espaldas.
"Espero que todos los refugiados del mundo hagan como yo. A pesar de las dificultades nunca olvidé que era capaz de todo. He visto en la televisión que mucha gente muere en mar huyendo de sus países. Es una historia que en la boca queda pequeña, pero que en la cabeza de la persona que lo ha pasado…", dice Yolanda reviviendo su propia experiencia.