Las conversaciones entre el magisterio disidente que se opone a una reforma educativa y la secretaría federal de Gobernación (Interior) se logró “una actitud responsable de los maestros para que la fiesta de Guelaguetza se realizara en tranquilidad y paz", dijo el gobernante.
La fiesta cultural que muestra cada verano, durante una semana en un ambiente de carnaval multicultural, las raíces indígenas y mestizas del país latinoamericano, ha comenzado en el tradicional escenario del Cerro del Fortín, que domina la antigua ciudad colonia, gracias a las negociaciones en las mesas educativa, política y social
“Los maestros acordaron un tipo de tregua y hoy tenemos que la máxima fiesta de los oaxaqueños se desarrolla en paz y en calma y con un gran animo de la gente”, dijo el gobernador.
Los avances permitieron un acuerdo "en la ruta de alcanzar soluciones que permitan normalizar sus actividades a las regiones donde hay este tipo de movilizaciones y bloqueos", dijo el gobernador.
Más de medio centenar de poblaciones de 17 etnias provenientes de las ocho regiones del estado para ofrecer su cultura, a través de la música, baile, danza, indumentaria y gastronomía y las mujeres de San Andrés Huaxpaltepec portan un moño negro en su traje regional en honor a las víctimas de Nochixtlán.
Emergencia y festejos
El gobierno prepara un plan emergente y acciones para revertir las afectaciones a los prestadores de servicios turísticos, comerciantes y demás sectores productivos, afectados por las protestas.
Esta vez, unos 3.000 policías estatales y federales, arcos electromagnéticos, detectores de metales y perros policías fueron desplegados en la más vigilada de las fiestas recientes en Oaxaca.
La semana de la mayor fiesta multicultural de México, la Guelaguetza, cuyas raíces mestizas se remontan a la época colonial, se desarrolla entre juegos pirotécnicos, carrozas de flores, un animoso y colorido folclore musical decenas de etnias indígenas, que se celebran hace más de ocho décadas, pero sus raíces se hunden en el pasado.
Los motivos sincréticos, católicos y prehispánicos, predominan en los desfiles con bandas musicales entre las callejuelas de la espléndida ciudad colonial, 500 km al sur de la Ciudad de México, han adornado de nuevo la urbe.
La fiesta de Oaxaca, en el corazón de las antiguas culturas zapoteca y mixteca, se celebró por primea vez en la era mestiza en 1932, poco después de la Revolución Mexicana de principios del siglo XX, cuando se celebraron 400 años de la fundación de la ciudad por los evangelizadores españoles.