"La incorporación de Argentina a la dinámica de libre comercio es un impulso para la Alianza del Pacífico —creada hace menos de un lustro- y para ese proyecto es un garbanzo de a libra", luego de que Buenos Aires se ha sumado como observador en la cumbre de Puerto Varas, Chile, afirmó el investigador en estudios regionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Tras una década de gobiernos peronistas de izquierda de los esposos Néstor Kirchner y Cristina Fernández, el nuevo gobierno de Mauricio Macri tiene la mirada puesta en EEUU y en la Alianza del Pacífico, para distanciarse de otros proyectos de integración de las izquierdas regionales, dice el académico del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe CIALC.
"Se trata de un largo proceso", explica el investigador en "imaginarios, procesos y transiciones" de la democracia en América Latina.
Por otro lado, el país sudamericano no pude hacerlo sin obtener antes autorización del inestable sudamericano Mercosur, dijo el coautor de los libros "La Unión Europea y América Latina: lecciones de la crisis económico-financiera" y "Paradigmas económicos del siglo XXI" publicados en 2014.
El Mercosur ha hecho una excepción en el acuerdo entre México y Uruguay, basada en que las circunstancias particulares de esos países en el marco de la ALADI (Agencia Latinoamericana de Integración).
Una relación distante y moderada
Ahora Peña tiene "una meta más ambiciosa de ampliar las alianzas en el sur del continente, donde Brasil ha sido el país dominante, de manera que el acercamiento a Argentina es estratégica en forma triple, bilateral, regional y transpacífico", explica Páez Montalbán.
El volumen del comercio de los dos países es muy modesto, afectado por la distancia y la intensa integración de México con Norteamérica e las últimas dos décadas.
La relación comercial bilateral de bienes y servicios ha caído de un pico de 3.000 millones de dólares en 2011, a unos 2.350 millones de dólares en 2014, afectado por políticas proteccionistas argentinas, una disminución de 25 por ciento.
Ante ese descenso, varias empresas mexicanas automotrices, farmacéuticas, de alimentos, software, energía y servicios viajaron con Peña para explorar de nuevo el mercado argentino, a pesar de que esa relación es marginal para México, comparada con los 530.000 millones de dólares que negoció en 2015 con EEUU, más de 80 por ciento de su comercio.
Por esa razón, el presidente Macri aparece como el más interesado en recomponer el vínculo, "porque su meta estratégica es acercarse a EEUU en busca de un acuerdo de libre comercio, a través de México", explica el académico, además de los deseos argentinos de sumarse al club de países desarrollados de la OCDE y ser sede la reunión del G-20 en 2018.
El factor Trump
Sin embargo, este no es un buen momento, porque el tema de los acuerdos comerciales se ha colocado en el centro de la disputa por la Casa Blanca.
"Los obstáculos a esos acuerdos no solo están en el modelo proteccionista, antiglobalizador y aislacionista que promueve (Donald) Trump, sino que la propia candidata del Partido Demócrata (Hillary Clinton) propone contrabalancear la tendencia" que se ha intensificado en el mandato de Barack Obama, apunta el analista.
Las críticas contra los saldos de poco más de dos décadas de libre comercio norteamericano tienen fundamento, explica.
"Algunos sectores no se han fortalecido por el TLCAN, creen que ya dio de sí todo lo que tenía que dar, que hay que someterlo a una revisión a fondo, no para que retroceda, sino que mejorar aspectos descuidados, como los derechos laborales, el tránsito de personas y el medio ambiente", afirmó.
El problema es que el libre comercio en la era de Obama no se limita al TLCAN, sino que ha sido ampliado al gran proyecto Tratado de Asociación Transpacífico (TPP, en inglés), sin otros gigantes de esa zona como China y Rusia.
Otros vientos en contra del libre comercio, según el banco de México, están en un último año de debilidad del mercado externo y la economía mundial, además de la inestabilidad financiera global, y el constante descenso de la plataforma de producción petrolera mexicana.