Los dos se volvieron a ver las caras después de que Neves perdiera en segundo turno las elecciones contra la líder del PT por el margen más estrecho en la historia de la democracia brasileña, lo que según Rousseff hizo que la oposición no se conformara con el resultado y quisiera tumbarla desde el primer momento.
En su declaración ante los senadores que la juzgarán en el proceso de juicio político, Rousseff aseguró: "Desgraciadamente a partir del día siguiente a mi elección se tomaron una serie de medidas políticas para desestabilizar a mi Gobierno".
La presidenta recordó así que el PSDB de Neves pidió inmediatamente una auditoría de las urnas electrónicas, donde no se encontraron irregularidades, así como un proceso de auditoría en las cuentas de la campaña de la presidenta que el Tribunal Superior Electoral (TSE) aún está elaborando.
Rousseff también le recordó a Neves que sus cuentas también están siendo investigadas y reafirmó que prefiere el "ruido de las disputas electorales" a las elecciones indirectas que en su opinión supone destituir a un líder democráticamente elegido cuando no hay ningún crimen de responsabilidad.
Hasta ahora muchas de las preguntas de los senadores a Rousseff no tienen que ver tanto con las supuestas maniobras fiscales que cometió y que la llevaron a ser juzgada y a estar al borde de perder el cargo, sino con la crisis económica que azota a Brasil.
En este sentido Rousseff aseveró que no escondió las malas perspectivas financieras antes de las elecciones, porque no tenía "una bola de cristal" y repitió en varias ocasiones que Brasil se vio afectado negativamente por influencias externas que estaban fuera de su alcance.