La consigna es clara: Hillary Clinton no se toca. Es lo que entendió a fuerza de perder su trabajo en The Huffington Post, David Seaman, un periodista amordazado por díscolo a los intereses del establishment. Su crimen: haber escrito un artículo sobre el estado de salud de la candidata demócrata a la Casa Blanca.
También Donald Trump ha conocido,y probablemente siga experimentando de aquí a noviembre, la censura de los medios de comunicación.
Casualmente eso ocurrió mientras Trump pronunciaba estas palabras: “Miren Orlando, San Bernardino, el World Trade Center… miren lo que pasa en el mundo. Hemos permitido que el Estado Islámico tome esta posición. Esta fue Hillary Clinton… tendría que obtener un premio por ser la fundadora del EI”.
Nuestro corresponsal en Francia, Luis Rivas, sostiene que la prensa estadounidense del establishment está desde el principio contra Donald Trump. “En un principio se rieron, se lo tomaban a broma, y no faltó el periodista que tuvo que ‘comerse’ su propio artículo”, apunta Rivas.
Y es que a medida que la campaña avanza, los ataques de esta prensa, integrada por los principales medios de EEUU, tales como el New York Times, el Washington Post, o el Chicago Tribune, se recrudecen, indica el corresponsal de Sputnik.
“Harán todo lo posible por resaltar todo lo negativo de Trump y lo positivo de Clinton”, asevera Rivas, y añade que “no se trata de una campaña informativa, sino de una campaña política la que han emprendido los medios”.
Unos métodos que también utilizan muchos medios europeos metidos en campaña a favor de Hillary Clinton.
Luis Rivas pone especial atención en el lenguaje utilizado por estos medios, que se ha convertido en otro de los protagonistas. “A Donald Trump siempre se le llama ‘magnate’, ‘millonario’, sin embargo a George Soros, nunca se le llama ‘magnate’ o ‘millonario’. Soros aparece en la prensa de EEUU como alguien que es generoso con su dinero, que ayuda con su dinero a causas humanitarias. Es sólo un ejemplo de cómo cierta prensa hace campaña política y deforma también mediante el lenguaje, utilizando todas las armas que tiene a su alcance para votar directamente por un candidato y hundir al otro”, opina Rivas.
En plena frustración, el periodista David Seaman, fulminado por The Huffington Post, se preguntó en su cuenta de Twitter: “¿Esto es China? ¿Las personas no deben estar protegidas por la Primera Enmienda de la Constitución?”. Desde entonces, se conoce que muchos en EEUU aún intentan averiguar qué es eso de la Primera Enmienda.