Donald J. Trump no es una persona ignorante en lo que se refiere a política exterior. Por el contrario, sus ideas se corresponden con la visión tradicional estadounidense y las políticas adoptadas recientemente por la Casa Blanca.
"Es aislacionista en cuanto a su deseo de evitar guerras que no afecten directamente la seguridad nacional de EEUU. Recuerden la reticencia de EEUU a intervenir en la Seguna Guerra Mundial. Es proteccionista en cuanto a la protección de los trabajadores estadounidenses de la competencia injusta", explica Mary Dejevsky de Independent.
Es incorrecto afirmar que el aspirante republicano a la presidencia no tenga "una visión coherente del mundo" ya que, pese a las contradicciones en su retórica, su visión corresponde a la política que se adopta ya hace rato por Washington.
Encuesta marca ventaja de #Trump de dos puntos sobre #Clinton https://t.co/1Nm32LTqx9 pic.twitter.com/eW6MfbYara
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 30 de outubro de 2016
"Resulta más bien realista que idealista la idea de que es un líder fuerte que debería poder hacer negocios con Putin y otros", concluye Dejevsky.
"Eso no significa que Trump pueda simplemente llegar a la Casa Blanca, invitar a Putin para charlar, enviar al ejército para construir el muro en la frontera con México y empezar a renegociar las provisiones de la OTAN… No funciona así", asegura el artículo.
Incluso en caso de que Donald Trump intentara de verdad tomar acciones muy polémicas en su política, tendría que superar un sinfín de obstáculos y trámites obligatorios: buscar a un Gabinete que le respalde en cada asunto, hacer frente a la resistencia del Congreso y muchas otras cosas que componen el así llamado sistema de "checks and balances" —pesos y contrapesos-. Así que si Trump es presidente, no sólo será más serio y responsable sino "además los estadounidenses recibirán más bien una continuidad de las políticas de Obama que cambios, hace balance el autor.