El Pentágono adjudicó a la empresa Lockheed Martin un contrato de 6.100 millones de dólares para los nuevos aviones de combate F-35.
Pozo sin fondo: El Lockheed #F35 requiere otros 500 millones de dólares https://t.co/VSavsg3zsN pic.twitter.com/gCXp4XEZSc
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 5 ноября 2016 г.
La 'inusual' decisión gubernamental de fijar unilateralmente el precio para el contrato es solo una 'picadura de mosquito' en comparación con otros desastres que enfrenta el programa, afirmó Pierre Sprey.
Lo peor es que la aeronave no tiene ningún propósito militar, destacó el experto. El punto central del proyecto es la creación de un legado, "algo de lo que puedan presumir los ingenieros y los diseñadores de aviones", para, de este modo, atraer a gente influyente por todo el país y asegurarse un flujo constante de dinero en efectivo.
"Se trata de un caza que fue diseñado para ser un enorme proyecto garantizado de propósito político, y era irrelevante si funcionaba o no, y sigue siendo irrelevante", aseveró Sprey.
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De acuerdo con Sprey, la razón por la que el programa experimenta muchos contratiempos, pese a la enorme cantidad de dinero invertido, es que es demasiado complicado y "en general, no es viable".
"El avión entero está simplemente colisionando contra el concepto de imposibilidad. Y esto se remonta al nacimiento de la propia aeronave. La gente no sabe lo antiguo que es este programa. Los fundamentos reales del diseño del avión se establecieron entre 1985 y 1993 más o menos, es decir, hace mucho tiempo", recordó el especialista.