"Aprendimos a 'encender' una descarga eléctrica en el agua. El agua es conductor de la electricidad, y este hecho lo explica todo. En ciertas condiciones, el agua puede servir como un dieléctrico y utilizamos esto", dijo.
Ímpuls se produce por piezas y de acuerdo con las preferencias del cliente, es decir puede ser utilizado para la depuración del agua con diferentes características.
"La tecnología es muy flexible. Hacemos cambios conforme a la calidad del agua original y las propiedades que un cliente quiere recibir después. Podemos alterar tanto la tecnología como las particularidades de construcción", relató el representante de la universidad.
En la actualidad existen unas 130 unidades 'únicas' de la máquina, pero la producción en serie solo se lanzará cuando haya "un pedido firme de los aparatos estandarizados", explicó el entrevistado.
Por el momento, los pedidos mayormente provienen de las ciudades rusas y, además, de la República Checa y Bielorrusia. Los representantes de la Universidad de Tomsk prevén participar en las subvenciones de BRICS y más tarde entrar en los mercados asiáticos.