Parece que la prensa estadounidense pasa por alto el hecho de que el candidato republicano ya ha logrado la victoria y no hace falta dar tanto bombo a Hillary Clinton… salvo que esta actitud persiga desviar el debate alrededor de las reformas que tienen que producirse en el seno del partido demócrata, afirma el artículo de Observer.
En el espacio mediático estadounidense, se ha discutido agriamente sobre estas noticias que, según algunos, "se propagaban desde el Kremlin" para influir en los comicios presidenciales.
"Los promotores de Clinton no necesitan pruebas, por el contrario, simplemente aluden a conspiraciones del Kremlin por todas partes, lo que es una excusa muy cómoda para los demócratas", afirma Sainato.
"Echándole la culpa a algún actor externo, los demócratas simplemente intentan eludir la responsabilidad de su derrota", señala Michael Sainato.
Es la ignorancia ante las necesidades de la clase media y los trabajadores de a pie y su inclinación excesiva a los representantes de los grandes capitales lo que supone la verdadera causa de su derrota en la elecciones y no las conspiraciones externas, concluye el autor del artículo.