En noviembre de 2014 en la localidad bielorrusa de Machulische fueron encontrados los cuerpos de un hombre y una mujer con múltiples heridas de arma blanca.
El testigo del doble asesinato falleció en el hospital a causa de las heridas sufridas.
Las sospechas cayeron sobre un habitante local, Serguéi Jmeliovski, que ya tenía antecedentes penales.
En febrero de 2016, Jmeliovski fue condenado a cadena perpetua, pero la defensa logró convencer al juzgado de revisar la sentencia y Jmeliovski fue condenado a fusilamiento.
Bielorrusia es el único país de Europa que aún aplica la pena de muerte.
En 1996 se celebró en el país un referéndum nacional sobre la pena de muerte y un 80,5% de los consultados se pronunciaron por conservar ese castigo.
Se considera que la conservación de la pena de muerte es uno de los principales obstáculos que impide a Bielorrusia recuperar su estatus de país invitado especial a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE).