Según el especialista, en términos de desigualdad en la distribución de las riquezas, "Alemania ya se puede comparar con un país del tercer mundo". Los superricos son cada vez más y más ricos, mientras que también crece el número de personas que se sienten "ajenas en esa fiesta de la vida", afirmó.
"Un tema particularmente atroz es el del desequilibrio que se observa en la repartición de propiedades. En Alemania hay familias cuyas propiedades personales pueden ser valoradas en sumas de 20.000 a 30.000 millones de euros. En países como Ucrania, Rusia o Grecia serían llamadas oligarcas, pero en Alemania, para minimizar la gravedad del problema, se les conoce cariñosamente como 'empresarios de familia'".
Así que, analiza el profesor, la situación en el estado germano puede ser fácilmente comparable con la situación en países como Estados Unidos, Brasil o Colombia —naciones que son a menudo mencionadas en Alemania como tristes ejemplos de una enorme y profunda brecha entre ricos y pobres.
"En Alemania, la situación es bastante similar, aunque todavía no nos hemos percatado. Creemos que Alemania es un país en el cual domina la economía de mercado con un carácter social más influyente que en los países anglosajones. Es cierto que el neoliberalismo es más representativo allí, pero últimamente la situación en gran medida se ha nivelado, algo que evidencian casi todas las encuestas: el descontento en Alemania es grande", concluyó.
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