Los familiares encontraron el cuerpo de Rosa decapitado y sin corazón en su propia chacra. Los vecinos de Nueva Esperanza, una comunidad en la selva norte de Perú, apuntan como principal sospechoso a Rubén Mendoza Izuiza, un hombre que había sido echado de otras comunidades. El acusado fue liberado por "falta de pruebas".
Matan a una mujer y acaban con una lengua https://t.co/z9JiL8oNXb pic.twitter.com/CVtebC2dtT
— La Gaceta MX (@GacetaOficialMX) December 22, 2016
Rosa Andrade, de 67 años, era la última mujer en hablar resígaro, una lengua hablada por unas pocas personas las localidades del noreste de Perú, y entre los 40 únicos hablantes de otra lengua, el ocaina. Su figura era central para entender la cosmovisión de una cultura ancestral y para preservar los conocimientos del dialecto.
Su empeño por preservar la herencia de su etnia era tan grande que se había voluntariado para enseñar su lengua a los niños de Nueva Esperanza.
Otro ejemplo: Con el primer noticiero en quechua "queremos dar a esa población información veraz en su propio idioma"
A un mes del asesinato, los familiares y amigos de Andrade siguen exigiendo que las autoridades encuentren y lleven a la justicia a su asesino.