Desde que el príncipe Vladimir cristianizó a los pueblos eslavos de la antigua Rus en el año 988, el jorovod perdió su simbolismo religioso. En concepto de la propia danza se amplió con el tiempo, adquiriendo numerosos significados en términos de folclor, etnografía y arte, pero por lo general se practica como forma entretenimiento y de cortejo para los jóvenes.
Tradicionalmente un jorovod comienza así: los días festivos las jóvenes se detienen en medio de alguna plaza y comienzan a cantar y bailar. Poco a poco los hombres se congregan alrededor, por lo general con instrumentos musicales tradicionales como armónicas, flautas, violines o panderetas. Otros entran al centro del círculo con bailes y acrobacias, tratando de captar la atención de las chicas. Después del cortejo, los jóvenes se acercan a las chicas de su agrado ofreciéndoles regalos.
A pesar de su única procedencia y destino, el arte del jorovod toma diferentes matices de región en región. Al norte suele ser más moderado en emociones, pero con una mayor elegancia, gentileza y más atención a la decoración. Hacia el sur este baile se caracteriza por su sentido del humor, danzas enérgicas y una mayor complejidad en sus canciones.
Usualmente la danza es dirigida por una persona que suele ser la mujer más animada del grupo o la más experimentada. Esta persona está a cargo de elegir las canciones, dirigir la cadena humana y mostrar los movimientos del baile que los demás deberán repetir. Por lo general, los bailes son asociados a diferentes fenómenos de la naturaleza, así como repite diferentes comportamientos humanos y de animales.
En algunos casos los bailes vienen acompañados de pequeñas escenas teatrales, con una simple trama que los actores escogidos al azar deben mostrar de forma divertida a través de gestos, bailes y expresiones faciales. A menudo los personajes no son humanos, sino animales o aves y los bailarines deben imitar sus movimientos lo más gracioso posible.
A lo largo de los siglos, un aspecto del jorovod ha permanecido intacto: fomentar la unidad y la amistad entre las personas. Todos los participantes se toman de las manos y se mueven unidos uno detrás del otro en una sola danza y cantando en coro. En ese momento las personas se sienten parte de un sólo grupo en movimiento con un objetivo común, ya sea para orar o simplemente para divertirse.
