Con esas palabras expresaba su decepción John Nixon, un exagente de la CIA encargado de identificar e interrogar a Sadam Husein después de su captura en diciembre de 2003. En una entrevista radial otorgada a la cadena BBC Radio, Nixon afirmó que "la sentencia de muerte de Sadam Husein había sido firmada al día siguiente del 11S".
Y es que, continuó, para la administración de Bush hijo, Irak fue "un asunto pendiente" y tenía esa "mentalidad desde el primer día".
"En realidad, en ese momento no entendíamos qué significaba exactamente 'asunto pendiente', pero sí sabíamos que querían hacer algo".
John Nixon ya había compartido en numerosas ocasiones lo pronto que se hizo evidente que el gobierno de Husein no había desarrollado armas de destrucción masiva. El ex analista consideró la ejecución de Sadam Husein como "la gota final en términos de buscar justificaciones para la guerra en Irak". Describió el acto como un ejemplo de "justicia callejera", incluso llegando a catalogar al dictador iraquí como "la persona más digna presente en la habitación" donde se realizó el acto.
"Me quedé impresionado por el vídeo. Estaba en estado de shock y repugnado. (…) Fuimos a Irak para encontrar las armas de destrucción masivas, para ayudar a construir un nuevo Irak, para establecer un estado de derecho, para darle al pueblo iraquí democracia, y una tras una todas esas metas fueron destrozadas".
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