Para Piotrovski, se trata de una "venganza" del grupo terrorista, proscrito en Rusia y muchos otros países, pues sus miembros aseguraron que volverían a Palmira y seguirían ejecutando a personas en el teatro romano y destruyendo sus monumentos.
"Palmira se ha convertido en un símbolo importante", afirmó Piotrovski, quien instó a liberar cuanto antes la ciudad siria.
Palmira, uno de los seis lugares de Siria declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, cayó en mayo de 2015 en manos de los yihadistas, pero a finales de marzo de 2016 los militares sirios y el grupo Halcones del Desierto recuperaron el control de la ciudad.
Daesh volvió a entrar en Palmira a finales del año pasado y avanzó hacia la ciudad de Homs, creando peligro para la base aérea de las tropas gubernamentales sirias T4.