"Los argumentos simplistas sobre una inexistente preferencia por empresas extranjeras versus empresas brasileñas no ayudan a la recuperación [de las inversiones y la generación de empleo], además de ser una falta de respeto para los millones de brasileños que en este momento buscan trabajo", remarcó la empresa.
Petrobras emitió esta nota después de las críticas recibidas por invitar solo a empresas extranjeras para retomar las obras del Complejo Petroquímico de Río de Janeiro (Comperj), la mayor obra de la empresa en los últimos años.
El Sindicato de los Petroleros de Río de Janeiro (Sindipetro) llegó a calificar la decisión como parte del programa planeado con el "golpe" contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, en referencia al proceso de "impeachment".
"La Constitución no diferencia a las empresas en función del origen de su capital. Criticar a Petrobras por invitar a empresas extranjeras para retomar las obras del Comperj es tan absurdo como decir que todos conducimos coches importados fabricados en São Bernardo, Betim o Resende por empresas que están establecidas en Brasil desde hace décadas", señaló haciendo un símil con estas ciudades brasileñas con fuerte presencia de la industria del automóvil.
En opinión de Petrobras el empleo que generan las empresas extranjeras es "tan bienvenido como cualquier otro" y la disposición del sector privado en invertir colabora para que Brasil salga de una recesión "provocada por experimentos, que, travestidos de apoyos y estímulos, se probaron fracasados".
"A pesar de esa limitación la definición de los invitados para la licitación de la central de procesamiento de gas involucró a más de 50 empresas, de las cuales 23 fueron excluidas por presentar un patrimonio líquido o un riesgo financiero incompatible con el porte de la obra", explica la compañía.
Petrobras también resalta que la participación de empresas brasileñas de menor porte está prevista en las licitaciones, que obligan a cada empresa extranjera a actuar en consorcios cuyo primer socio sea una empresa nacional, y que hay incentivos para que nuevos inversores se establezcan en Brasil.
"Finalmente, Petrobras reafirma su política de buscar socios locales como prioridad, como ya está haciendo en varios procesos de contratación, como en la planta de retirada de azufre en la refinería de Abreu e Lima (estado de Pernambuco)", zanja la empresa.
El pasado 11 de enero, cuando Petrobras invitó a la licitación de las obras del Comperj a 30 empresas extranjeras el presidente de la compañía, Pedro Parente, ya se expresó en la misma línea del comunicado.
Las suspicacias se producen sobre todo después de que el Congreso Nacional aprobara la propuesta ideada por el actual ministro de Relaciones Exteriores, José Serra (Partido de la Social Democracia Brasileña) para acabar con la obligatoriedad de que Petrobras tenga una presencia del al menos el 30% en todos los contratos de explotación del presal.
Para los críticos con esta medida abrir estos valiosos yacimientos petrolíferos marinos a la explotación por parte de multinacionales extranjeras supone una pérdida de soberanía de Brasil sobre su petróleo.