"Lamentablemente Palmira está perdida, pero tenemos que recuperarla, es una cuestión de honor", dijo.
"Algo fue destruido, pero no tanto", precisó Piotrovski, en alusión a los daños causados a la antigua ciudad por los islamistas.
A finales de diciembre de 2016, el Ejército sirio tuvo que abandonar Palmira ante una ofensiva de Daesh (o Estado Islámico, organización terrorista proscrita en Rusia).
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Palmira, uno de los seis lugares de Siria declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, ya había estado en manos de Daesh en 2015.
Los terroristas destruyeron en Palmira el templo de Bel y de Baalshamin, un arco de triunfo, columnas del valle de las tumbas y la parte del teatro antiguo y del tetrápilo.