Cuando las estrellas y otros objetos de masa y densidad relativamente pequeñas se acercan al agujero negro, este no los come instantáneamente, primero los destroza y solo después consume sus 'restos'. Por lo consiguiente, el brillo de la estrella que está muriendo aumenta de manera significativa así que podemos ver este proceso durante varios meses gracias a la desaceleración gravitacional del tiempo en las cercanías del agujero.
Según cuenta Lin, de hecho su equipo descubrió uno de los agujeros negros más extraordinarios por casualidad: al vigilar el grupo de galaxias NGC 5813 en la constelación de Virgo, ubicado a varios miles de millones de años luz.
Al estudiar este grupo celestial con los telescopios Chandra y XMM-Newton, los científicos encontraron una galaxia más, SDSS J1500+ 0154. Esto objeto está localizado mucho más cerca de la Tierra.
El brillo extraordinario del agujero negro que los científicos vieron en las fotos del año anterior les interesó mucho así que ellos decidieron abrir los registros de las supervisiones anteriores para determinar cuándo empezó su 'cena' actual.
Para su sorpresa, el agujero negro se activó en 2011, así como en 2008 y en 2006. Las primeras señales de la actividad aparecieron en abril de 2005, según las fotos de Chandra, en aquel entonces el brillo de SDSS J1500+ 0154 aumentó considerablemente y se hizo visible en los rayos X.
El descubrimiento es importante porque el límite de Eddington se considera fundamental para el desarrollo de los agujeros negros y la evolución de las primeras galaxias cuyos agujeros negros tienen tamaños anormalmente grandes, según muestran los recientes estudios.
La confirmación de que los agujeros negros pueden superar este límite puede explicar cómo los primeros agujeros negros supermasivos acumularon una masa de manera más rápida de lo que predice la teoría.