"En todo momento la profesión del diplomático se ha asociado con riesgo para la vida. Por supuesto, hoy en día, en condiciones de aumento de amenaza terrorista internacional, no se hace más segura", sostuvo Lavrov.
Asimismo, Lavrov señaló que los diplomáticos rusos a menudo tienen que trabajar en unas condiciones complicadas, a veces, incluso en un ambiente enemigo.
"Por ejemplo, la expulsión masiva de los diplomáticos rusos de EEUU. Fue una convulsión antirrusa de la saliente Administración de Obama. Pero este tipo de acciones, así como los intentos de reclutamiento por medio de chantaje y amenazas, ocurren con frecuencia en distintos países, no solo en EEUU", señaló.
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En algunos países con un alto nivel de riesgo operan las fuerzas especiales de Rusia, si lo autorizan las autoridades locales. En muchos países se recurre a los servicios de las empresas de seguridad privadas del lugar.
Tras la tragedia en Ankara, de acuerdo con la orden del presidente de Rusia, se están desarrollando estrategias adicionales para garantizar la seguridad de las misiones y personal diplomático.
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Se trata de todo un conjunto de medidas para mejorar la seguridad física, la protección técnica y el seguimiento de la situación operativa en torno a las misiones diplomáticas rusas.
"Hoy en día, el mundo está cambiando rápidamente. En este contexto, los diplomáticos asumen una gran responsabilidad al hacer frente a problemas complejos y multidimensionales, relacionados con la aplicación efectiva de la política exterior del presidente Vladímir Putin, y proteger los intereses de Rusia y sus ciudadanos", subrayó Serguéi Lavrov.