El analista asegura que el objetivo de la escolta de la OTAN consistía en recabar datos sobre el portaviones ruso.
"Para ellos era importante ver cómo es el crucero ruso, saber su velocidad y sus maniobras, cómo despegan los aviones desde él. Tenían que registrar el pasaporte de las hélices, porque es muy importante para los submarinos", explica Baranets.
"Simplemente tenían que examinarnos a nosotros y mostrarse a sí mismos. La escolta del Almirante Kuznetsov no fue un paseo, sino una operación militar muy seria. Registran las señales que provienen desde el Kuznetsov, siguen el movimiento y las maniobras, etc.", añadió.
En la misión, iniciada el 15 de octubre de 2016, participó un grupo de naves formado por el crucero nuclear Pedro el Grande, el portaviones Almirante Kuznetsov, los buques antisubmarino Severomorsk y Vicealmirante Kulakov y diversas embarcaciones de apoyo logístico.
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"Los buques y embarcaciones pertenecientes al grupos naval tienen suficiente navegabilidad para realizar tareas aún más complejas", observó el alto cargo militar.
El 9 de febrero, la escuadra del país eslavo, encabezada por el portaviones Almirante Kuznetsov, regresó al puerto de Severomorsk, situado en el extremo noroeste de Rusia.