Con 70 años, es referente mundial en medicina nuclear vinculada a la neurociencia y la oncología, y ejerce como director del Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim), que fundó en 2007. Tres años antes fue uno de los candidatos al Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre la enfermedad de Alzheimer.
Con Engler, conocido en su Paysandú natal como "el ruso chico", hablamos sobre la Revolución Rusa y los 100 años transcurridos.
— ¿Cuál es su origen?
— Vengo de familia rusa, mi abuelo y mi abuela vinieron de una zona de Ucrania pero eran rusos. Llegaron en 1913 con el resto de la familia, porque el presidente José Batlle y Ordoñez (1903-1907 y 1911-1915) les otorgó tierras en el departamento de Río Negro para que se establecieran. Ellos vinieron antes de que se instalara la Unión Soviética porque no los dejaban profesar una religión diferente a la ortodoxa, entonces no estaban con todo el proceso de la revolución.
— Eso por línea materna. ¿Y la paterna?
— ¿Qué tan presente estuvo en su infancia la cultura rusa?
— A mí me interesaba el idioma para poder hablar en ruso con mis abuelos, y existía en Paysandú el Instituto Cultural Uruguayo Soviético. Entonces empecé a aprender ruso. Vino un muchacho de la Unión Soviética a establecerse en Uruguay, que era de raíces uruguayas, como maestro. Entonces, teniendo unos 10 años, iba todos los domingos. Me acuerdo de que las canciones que estaban en el libro tenían mucho que ver con la URSS. Era un libro en el que se aprendía de todo, pero había canciones que estaban bastante impregnadas de la construcción de la URSS. Y antes de ir a las clases había todos los domingos un programa de radio donde se pasaban música y comentarios sobre la Unión Soviética y canciones que estaban muy de moda. A mí me gustaban porque la mayor parte de ellas eran muy interesantes.
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Eso se cortó porque el profesor de ruso se fue a San Javier a trabajar como albañil. Él estaba muy convencido de que era más obrero que intelectual. Mi abuela se quedó muy asombrada porque no podía entender ese cambio. Como mi abuelo era albañil, ella no lo veía como un oficio tan fantástico como para cambiarse de maestro a albañil, era medio inexplicable para ellos.
— ¿Se hablaba sobre la revolución y los cambios que impuso?
— Qué mensajes…
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Uno de ellos fue Vladimir Roslik (*) que fue a estudiar allá desde San Javier. Y formarse en la Unión Soviética le costó la vida.
— ¿Había otras razones además de la económica para sentirse atraídos por ir a estudiar a la URSS?
— Entre esos años fermentales y 1991 pasaron muchas cosas en su vida sin duda y en el mundo también. ¿Cómo recuerda el impacto que tuvo la disolución de la URSS?
(*) Vladimir Roslik fue el último asesinado político de la dictadura uruguaya. Ocurrió en 1984 a causa de la tortura a la que fue sometido en un batallón militar. A diferencia de los hermanos Engler, Roslik sí concurrió a la Universidad Patricio Lumumba, y esa fue la base de las acusaciones en su contra acerca de que traficaba armas para los comunistas.