Los escitas es el nombre que los griegos le dieron a toda una serie de pueblos nómadas que vivían antes de nuestra era en las estepas, que se enmarcan entre la costa norte del mar Negro y el Caspio. Durante diferentes épocas, varios pueblos eslavos los señalaban como sus legendarios ancestros, pero las investigaciones del último siglo han puesto en duda esa teoría.
Hoy en día, la etnogénesis de los propios escitas centra las discusiones de los historiadores y el último estudio de los científicos rusos intenta aclarar la cuestión.
"Hoy existen dos hipótesis principales sobre el origen de los escitas. Pudieron haber llegado a la costa norte del mar Negro desde Asia Central conquistando y asimilando a la población indoeuropea autóctona. O los escitas están genéticamente relacionados con la cultura de Srubna —una unión de tribus de la tardía Edad del Bronce de las estepas entre [el río] Dniéper y los Urales—", contó Ala Movsesián, antropóloga de MGU.
En un intento de aclarar las dudas, Movsesián y su colega Varvara Bajóldina estudiaron cerca de 300 cráneos de cinco pueblos escitas diferentes. Algunos detalles y variaciones en la estructura de los cráneos tienen un carácter hereditario, por lo que al compararlos con los restos fósiles de sus potenciales parientes se puede determinar con cierta certeza su pertenencia a un mismo linaje, explican las antropólogas.
Los resultados de su investigación fueron publicados en la revista científica American Journal of Physical Anthropology.
Las investigadoras concluyen que en realidad ambas teorías son ciertas: en algunos casos los cráneos muestran características hereditarias propias de los pueblos de la cultura de Srubna; en otros, de una población proveniente de Asia Central. De esta manera, concluyen, la etnogénesis de los escitas podría estar basada en una intensa mezcla de culturas muy diferentes que con el tiempo dejaron de ser relevantes.