Año 1965, el mundo está inmerso en plena carrera espacial. Ya han pasado cuatro años desde que Yuri Gagarin observara por primera vez la Tierra desde el cosmos y aún faltan otros cuatro para que Neil Armstrong pise la Luna. Justo en medio de esos acontecimientos, se desata la recta final por conseguir otro importante logro en la conquista espacial: la salida del hombre al espacio exterior.
Para realizar esta arriesgada misión, los soviéticos eligen al experimentado piloto de prueba Pável Beliáyev y al joven e intrépido Alexéi Leonov. Tan solo unos meses antes de que lo lograran los estadounidenses, el 18 de marzo de 1965, Leonov consigue salir al espacio, mientras que Beliáyev pilota la nave en la que viajaban. La humanidad ya tenía a sus nuevos héroes, cuyos nombres quedarían inscritos en la historia de la conquista del espacio.
Pero, en aquellos momentos, nadie podía imaginarse a todo lo que tuvieron que enfrentarse los cosmonautas soviéticos para lograr su gesta.
La nueva película del cineasta Timur Bekmambétov —autor de filmes como 'Wanted', '9' o 'Abraham Lincoln: Vampire Hunter'— nos sumerge en medio de los acontecimientos que acompañaron aquella odisea. Un viaje que, al ser el primero de su tipo, afrontó una serie de obstáculos inesperados y situaciones de emergencia.
"En el minuto ocho entendí que se había creado una situación que no había previsto. Los dedos quedaron libres dentro de sus guantes. Estaba claro que tenía lugar una deformación del traje espacial. (…) Para regresar, debía montar un anillo de unos 20mm en un gancho a la entrada. Sin hacer esa operación, no podía entrar a la nave. Algo tan simple. Pero, ¿cómo lo hacía si los guantes no funcionaban? (…) Así que, sin informar a nadie, bajé la presión del traje hasta caer en la zona de ebullición del nitrógeno. Sentía sus pinchazos dentro de mi cuerpo", adelantó el propio Alexéi Leonov, quien ejerció también como asesor principal en el proceso de grabación de la cinta.
Después de 26 horas y 2 minutos de viaje y tras hacer frente a un total de siete incidentes imprevistos, incluyendo el fallo del sistema de orientación automático, Pável Beliáyev —primer piloto de la tripulación— logró aterrizar manualmente la nave en medio de Siberia. A la zona acudieron de inmediato los equipos de rescate y ya para el 23 de marzo ambos cosmonautas fueron condecorados con la medalla de Héroe de la Unión Soviética y la Orden de Lenin —máximos títulos honoríficos de la época soviética—.
A día de hoy, las salidas al espacio exterior se han convertido en acontecimientos comunes y bastante seguros. Pocos pensarán en que alguna vez alguien estuvo dispuesto a arriesgar su propia vida y dar el primer paso hacia lo desconocido para que se pudiera alcanzar el nivel de desarrollo y seguridad suficiente para las caminatas espaciales. Esa es la difícil misión de los pioneros: allanar el camino para los que vengan detrás.
Lea más: Antes de Gagarin y Armstrong: Valeri Chkálov, el aviador que inspiró a millones
