La víspera peregrinos y visitantes de todo el mundo pudieron ver por primera vez la capilla tras nueve meses de trabajos de restauración.
"Si no se logra arreglar eso, la destrucción no será un proceso lento, sino que se convertirá en una catástrofe", cita la revista a la responsable de la rehabilitación, Antonia Maropoulou.
El recinto fue restaurado anteriormente en 1810, y el propio sepulcro se abrió de forma completa por primera vez desde 1555.
Los expertos afirman que debajo del templo se encuentra un complicado laberinto de túneles que alberga además antiguos depósitos de agua.
Las aguas albañales han ido socavando la base del edificio, y sin un nuevo sistema de drenaje el lugar más sagrado para los cristianos de todo el mundo corre peligro de derrumbe.
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Se estima que las nuevas obras podrán ocupar otros diez meses, y su costo puede alcanzar unos seis millones de euros, según afirma la revista.