"El Gobierno de España puede decirle a la opinión pública y al presidente estadounidense Donald Trump que se está acercando al 2% del PIB solo con reconducir las partidas de lo que ya se está gastando realmente, por lo que no va a aumentar el presupuesto ni un euro más de lo que ya tiene comprometido", afirmó Ortega.
Según explica este experto, hasta ahora el Ministerio de Defensa recurría a "una trampa" consistente en no hacer constar ciertas asignaciones en el presupuesto militar para "esconder el gasto real".
Sin embargo, los partidos de la oposición impugnaron las prácticas del Gobierno conservador de Mariano Rajoy, lo que llevó al Tribunal Constitucional a tumbar esas partidas, que eran aprobadas anualmente.
"El presupuesto de defensa se aprobaba con mucho menos del gasto real, un gasto que ahora deberá constar en el presupuesto ordinario", resume Ortega.
Según los cálculos expuestos Ortega, los pagos que España se verá obligada a incluir en el presupuesto de Defensa son relativos a contratos que requerirán entre 1.000 y 1.500 millones de euros anualmente durante el próximo cuarto de siglo.
"La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, ya avanzó que el presupuesto ordinario (de unos 6.000 millones de euros) deberá incluir un gasto extra de 1.825 millones el próximo año para cumplir impagos de esos contratos en 2016 y hacer frente a los compromisos de 2017", asevera Ortega.
"Cada año las misiones exteriores del Estado español cuestan entre 800 y 1.000 millones aunque en el presupuesto solo consta un gasto de 16 millones", explica Ortega.
Según sus estimaciones, el ministerio de Defensa "solo asume actualmente 6.000 millones de gasto" que mediante "trampas" y "partidas escondidas en otros ministerios" aumentan realmente hasta los 16.000 millones.
"Si aflorase todo el dinero que el presupuesto español tiene escondido en otras partidas ya se llegaría al 1,6 por ciento del PIB, que es el gasto militar real de España", dice este experto.
En opinión de Ortega, el Gobierno no dispone de recursos para aumentar el gasto debido al efecto aún vigente de la crisis económica de 2008 y no dispone de una mayoría favorable a incrementar la inversión militar, por lo que deberá limitarse a "pagar los compromisos ya adquiridos con las empresas".
Esto implica que los futuros aumentos del gasto "no serán por la promesa hecha a Estados Unidos sino por la obligación de cumplir los contratos ya firmados" y por la necesidad de reconducir los gastos que antes no constaban.
"Es mucho dinero para gasto militar cuando en realidad en Europa no se ve ningún peligro que justifique ese aumento, ni los propios gobiernos lo ven", explica Ortega.
Este experto recordó que Estados Unidos pidió el año que todos los Estados de la OTAN hicieran esfuerzos por llegar a una inversión del 2% del PIB en materia militar, objetivo al que los miembros de la alianza se comprometieron a alcanzar en 2023.
"Es un brindis al sol porque la opinión pública de estos Estados va a ver muy malos ojos el incremento del gasto militar, sobre todo cuando aún están presentes los efectos de la crisis y existe mucha resistencia a un ingente dispendio en la compra de armas", expone Ortega.
A su modo de ver, aunque Francia y Reino Unido ya se encuentran en esa cifra de gasto, resulta poco probable pensar que el resto de países vayan a cumplir con esos objetivos en un contexto como el actual.