"De momento la Comisión está investigando las circunstancias de este ataque (en Idlib), incluido el presunto uso de armas químicas", dice el comunicado.
La Comisión subraya que "el uso de armas químicas, igual que los ataques deliberados contra los centros médicos se calificarían de crímenes de guerra y violaciones graves de los derechos humanos".
"Es imprescindible que los ejecutores de estos ataques sean identificados y respondan por sus actos", señala.
Más tarde los medios informaron que el hospital que atendía a los heridos del ataque tóxico fue bombardeado y considerablemente dañado.
Una fuente de las Fuerzas Armadas de Siria afirmó más tarde que el Ejército sirio no tiene armas químicas y el ataque fue realizado por la propia oposición para lanzar una campaña propagandística contra las tropas gubernamentales.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado que ha dejado entre 300.000 y 400.000 muertos, según datos de la ONU.
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Las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas, entre ellas Daesh (autodenominado Estado Islámico) y el Frente al Nusra, ambas proscritas en Rusia y otros países.